Laporta, un año en el Barcelona y carga con el adiós de Messi

 

BARCELONA — Joan Laporta cumple este 7 de marzo un año desde que ganó las elecciones a la presidencia de Barcelona, una victoria tan indiscutible en las urnas sobre Víctor Font y Toni Freixa (los otros dos candidatos) como controvertido ha sido su mandato desde entonces.

Lo comenzó proclamando la continuidad de Leo Messi, prometiendo un cambio a fondo en todas las estructuras para modernizar, y salvar del caos, el club y al cabo de doce meses su estilo presidencialista ha provocado no pocos desencuentros y dudas…

La nueva junta directiva tomó posesión con un cambio drástico en cuanto a su equipo directivo, al desmarcarse de entrada el llamado a ser hombre fuerte en la parcela económica, Jaume Giró, para levantar unas suspicacias que el paso de los meses no han desaparecido.

Fichó a Mateu Alemany como director de fútbol e incorporó a Ferran Reverter como director general con la intención de dotar al club de un proyecto profesional del que hace pocas semanas se cayó Reverter, en un divorcio presentado como amistoso pero que dejó al descubierto las difíciles relaciones entre Laporta y sus fieles con los teóricos ejecutivos que debieran conducir el día a día del club.

Al cabo de un año se especula con la llegada, o no, de un nuevo director general pero ni está Messi ni tampoco Ronald Koeman. Llegó al banquillo Xavi Hernández como salvavidas pocos meses después de que el propio presidente se desmarcase de él dudando su preparación para dirigir al primer equipo y tras revelar la catastrófica situación económica de la entidad revolucionó el vestuario con hasta cuatro incorporaciones, pagando 55 millones de euros por el fichaje de Ferran Torres.

LA PANCARTA

Laporta comenzó a ganar las elecciones el 15 de diciembre de 2020 con el sorprendente golpe de efecto que significó la colocación de una gran lona junto al Estadio Santiago Bernabéu. “Ganas de volver a veros” se leía en la pancarta, junto a una imagen sonriente del entonces candidato que destrozó todas las ideas de sus rivales y le dio una ventaja que solamente tuvo que mantener con una campaña de perfil bajo.

Apenas entró en el cuerpo a cuerpo, trasladó su apoyo “innegociable” a Ronald Koeman contra la figura de Xavi Hernández en la candidatura de Font y proclamó que la renovación de Messi “la arreglo con un asado”, sentenciando, apenas ganar en las urnas, que la continuidad del astro argentino estaba encaminada.

LA MARCHA DE MESSI

Pero lo que tenía que ser un acuerdo fácil se fue dilatando en el tiempo y por más que desde la junta se asegurase que las negociaciones “progresan adecuadamente”, desde el entorno de Messi el discurso era más frío y mucho menos optimista…

Hasta que el 5 de agosto Leo regresó a Barcelona dispuesto a cerrar el nuevo contrato y se encontró con lo nunca esperado. El Barça anunció que el crack no seguiría porque no había margen salarial para inscribirle y no se podía cumplir el fair play financiero exigido por LaLiga.

La bomba fue descomunal y más aún escuchando a Messi en su despedida. “Hice todo lo posible por quedarme… ¿El Barça? No lo sé”, disparó el rosarino, con los ojos llorosos, y antes de que Laporta proclamase su pesar por este final, pero revelando una sentencia que le acompaña: “El Barça está por encima de todos, incluso de Messi”.

POCA PLANTILLA

Llegado Memphis Depay con la carta de libertad, Koeman se encontró de pronto sin la estrella más rutilante de su plantilla sin sospechar que el último día de mercado el club abriría la puerta a la salida de Antoine Griezmann, obligado a seguir reduciendo la masa salarial de una plantilla que incorporó a Èric García, al Kun Agüero y, a última hora a Luuk de Jong.

De repente el Barça había perdido 40 goles y, Ronald Koeman, cuya continuidad ya había estado muy en el alero durante la parte final de la temporada a pesar de ganar la Copa del Rey y vio la llegada del verano sin contemplar el apoyo firme de una directiva en cuyo seno empezaban a alzarse voces en su contra… que se multiplicaron con el mal comienzo de curso.

Las dudas que le trasladó públicamente Laporta al entrenador holandés convirtieron su relación en cada vez más distante hasta ser insostenible por los resultados. Las lesiones y el poco tino de Koeman en la utilización de sus jugadores le sentenciaron tras una derrota en Vallecas en octubre. Y el proyecto del presidente dio un vuelco que nadie habría imaginado cinco meses antes.

XAVI

Nombre principal en la candidatura de Víctor Font, Xavi Hernández fue lo suficientemente ágil (tal como Jordi Cruyff) como para desmarcarse de las elecciones y el mismo Laporta que tan reticente se había mostrado con él acudió a llamarle, desesperado, para que abandonase el exilio de Qatar y tomase la dirección del equipo en un momento cercano al dramatismo.

Visto por muchos como un escudo, el técnico catalán no tuvo unos inicios fáciles en el banquillo. Expulsado por el Benfica de la Champions, derrotado en la Supercopa de España por el Real Madrid y eliminado por el Athletic en la Copa del Rey, a Xavi no le resultó fácil enderezar el rumbo del Barça, aunque su convencimiento y el fortalecimiento de la plantilla han comenzado a dar la vuelta a la situación en las últimas semanas.

EL MERCADO

Pendiente de un acuerdo que no se sabe si acabará aceptando con CVC y de cerrar el patrocinio de Spotify y a la espera de comenzar, de una vez, la obras del Camp Nou y el mastodóntico Espai Barça, Laporta ha conseguido alejarse del foco mediático crítico gracias a la recuperaciòn deportiva del equipo.

Una recuperación que llegó provocada por el acierto durante el mercado de invierno con las incorporaciones de Ferran Torres, Dani Alves, Adama Traoré y Pierre-Emerick Aubameyang, que sumadas al crecimiento de la plantilla han devuelto la esperanza, e ilusión, al barcelonismo. Y, con ello, han regalado una paz, acaso incierta aunque provisional, a un Laporta que se mantiene firme en su hoja de ruta.

“Queremos devolvder la ilusión al barcelonismo” proclamó el candidato el siete de marzo de 2021. “Estamos en vías de conseguirlo” asegura ahora el presidente, un año después que se ha vivido como una montaña rusa en el Camp Nou.

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