Clásico empate entre Barcelona y Real Madrid en la Copa del Rey
El Camp Nou no miente. El Madrid fue capaz de jugar con inteligencia la ida copera, cobrar ventaja pronto y sufrir cuando el Barça apretó. Sin Messi en la alineación faltó fluidez en el juego azulgrana. Fue Malcom quien igualó una contienda donde brillaron los extremos, Malcom y Vinícius, y dominaron los centrales, Piqué y Lenglet por un lado, Varane y Ramos por otro. Un duelo equilibrado, nada que ver con la manita liguera, que pone en valor la recuperación blanca con Solari al mando.
El Madrid entró en el Clásico a todo trapo. Aprovechó la ausencia de Leo Messi en la alineación azulgrana para instalarse en campo ajeno y establecer diferencia al poco de nacer el duelo. Además reforzó la decisión de Solari, que apostó por Vinícius en el once. En sus botas nacieron los ataques blancos, y un centro pasado sirvió para que Benzema controlara con sangre de hielo, apurase línea de fondo y metiese el centro duro atrás que remachó Lucas con acierto. La delantera completa en danza. Son los que mejor están, y por eso no se tocan.
No fue la única apuesta llamativa de Solari. También colocó en el eje a Marcos Llorente y a Marcelo en el lateral zurdo, prescindiendo de Reguilón ni siquiera para el banquillo. Quizá se arrepintiera según fue avanzando el encuentro. El sector del 12 fue una alfombra para el ataque azulgrana, que se recompuso desde el extremo izquierdo.
Allí brilló la sorpresa de Valverde. Malcom, a quien no quería el técnico azulgrana, detectó la debilidad blanca por su zona, aunque empezó apareciendo por el medio. Buscó un pase adelantado y se plantó solo ante Keylor, que sacó el mano a mano.Lo anuló el linier, pero de haber marcado lo habría revisado el VAR y la cosa allí no estaba tan clara. El pie de Marcelo podía habilitar al punta brasileño.
El extremo fue la mejor noticia del ataque azulgrana, que también se sintió fuerte en defensa. En la medular se impusieron Llorente, Kroos y Modric, que volcaron todo el ataque hacia la banda izquierda. Piqué asumió la tarea de regular las entradas de Vinícius, brillante e inexperto. De tener tablas habría gestionado de mejor forma tres ataques claros para sentenciar. En uno remató con Kroos solo a su lado. En otro le taponó Piqué. En el más claro se marchó en velocidad y cuando sirvió el gol a Benzema se pasó de potencia en el pase.
Tuvo mérito y grandeza el Barça para reponerse del mal tono general de sus volantes. Hubo un tiempo en que eran ellos quienes gobernaban los partidos. Esta vez Busquets, Rakitic y Arthur (alguien debería explicarle que en semana de Clásico es mejor no ir a fiestas, y menos a 1.000 kilómetros) no encontraron el hilo del juego. Tampoco Coutinho, ni medio ni punta. Las mejores opciones llegaron por Malcom al desbordar a Marcelo, superado, y en centros laterales bien servidos por el brasileño. En uno de ellos Rakitic conectó un buen cabezazo que se estrelló en el larguero.
El Madrid ganó el descanso con ventaja aunque había perdido el control del partido. Dejó de llegar al área contraria, y el esfuerzo defensivo también pasó factura. Lucas Vázquez tenía la misión de perseguir a Jordi Alba, y el lateral se encargó de castigar las espaldas del gallego. Faltaba claridad en los azulgranas con el balón, y bien que lo recordó el Camp Nou pidiendo la entrada de Messi. Cuando apuraba el calentamiento La Pulga llegó el empate, con un balón largo para Alba que no pudo taponar Lucas. Sacó Keylor, remató Suárez al poste y en el rechace Malcom sorprendió por el ángulo corto.
La entrada de Messi ató la pelota a botas azulgranas. Para colmo, el Madrid perdió por lesión a Marcos Llorente, y Casemiro entró gélido. Perdió los dos primeros balones que controló. También ingresó en el campo Gareth Bale, que tiene más gol que Vinícius, pero que participa poco en el juego. Buscaba Solari una contra aislada, porque no tuvo peso en el juego durante el segundo acto. El galés tiró un par de desmarques verticales pero no le encontraron más allá de un error de Ter Stegen en una salida. Le cayó a Benzema, que regaló el gol a Gareth y el 11 falló lo que no suele.
El tramo final desinfló al Barça, pese a una última opción de Messi bloqueada por Keylor. Es cierto también que Ramos rozó la segunda amarilla en dos entradas a Arthur y Suárez. La grada se echó encima de Mateu, que puso el aplomo en esas acciones que le faltó al mostrar la primera amarilla al 4. Acabaron igualados a todos, dejando la eliminatoria para el Bernabéu. El Madrid aprueba con nota el primer test de su semana cumbre. El Barça tiene tres semanas para recuperar al mejor Messi. Lo necesitará para ganar el billete a la final en el Bernabéu.