Atletico de Madrid vs Barcelona… El encuentro que puede definir la liga
Cuando el Barcelona reciba la visita del Atlético de Madrid este sábado, y el Sevilla viaje a la sede del campeón defensor Real Madrid al día siguiente, cada club se encontrará a un margen de cuatro partidos de convertirse, potencialmente, en campeón de La Liga de España.
Ésta es la carrera más reñida (seis puntos separan al primero del cuarto puesto), más abierta (a cuatro equipos) por el título de La Liga en años recientes. Aún más destacable es el hecho de que tendremos este fin de semana un partido con potencial para decidir el título en el Camp Nou, y que también será una “cumbre” entre dos directores técnicos, como lo son Ronald Koeman del Barça y Diego “Cholo” Simeone del Atleti. Ambos están, o debería considerarse, que luchan por conservar sus empleos.
Así es. Una racha de puntos para el Barça durante los próximos cuatro encuentros y Koeman podrá levantar el doblete de Liga y Copa para el club catalán en su temporada debut en el banquillo.
Y si los rojiblancos del “Cholo” Simeone se imponen contra Barcelona, Real Sociedad, Osasuna y Valladolid, entonces SON los campeones… algo que nadie podrá evitar. Como actual líder de liga, el Atleti alzará el trofeo si asegura la totalidad de 12 puntos que le quedan por disputar.
A pesar de ello, la cruda realidad es que Koeman lucha por asegurar su trabajo durante los 12 meses restantes de su contrato con el Barcelona. Y en cuanto a Simeone, nadie que haya visto la actuación apática, timorata y triste hecha por su plantilla, evidentemente bajo las órdenes del entrenador argentino, resistiendo para mantener su ventaja 1-0 en su visita al Elche del pasado fin de semana, puede argumentar válidamente que el “Cholo” siquiera se asemeja vagamente al hombre que asumió el club en 2011, o que los llevó a ganar el título de liga en 2014. No importa la posición del Atleti en la tabla de liga… Simeone está en declive.
Muy bien, muy bien, esperen un momento. Puedo imaginar a algunos de ustedes reventados en furia.
Les prometo que este no es ni un intento por generar la clase de controversia que suele llamar la atención ni, inequívocamente, se trata de alguna especie de ataque personal en contra del holandés de 58 años, o de su rival argentino de la noche del sábado.
El fútbol (especialmente en esta era de opiniones instantáneas, marcas, mercadeo, redes sociales, contratos televisivos ultra importantes y mucho dinero, dinero, dinero) se alimenta vorazmente de personajes como estos dos hombres. Incluso antes de que comencemos a evaluar lo que han logrado esta temporada, debemos admitir el hecho de que Koeman y Simeone son dos símbolos. Su mera presencia en el balompié español, bien sea dentro de La Liga o la Champions League, es altamente beneficiosa.
Algunos podrían argumentar que Diego Martínez (Granada) o Julen Lopetegui (Sevilla) son “mejores” entrenadores. Que el milagro menor logrado por José Luis Mendilibar en el Éibar, al mantener un club con sede en un pueblo con 28.000 habitantes en primera división durante estos últimos años es, libra por libra, fácilmente comparable con cualquiera a quien “le vaya bastante bien” gestionando súper talentos de la talla de Lionel Messi, Jan Oblak, Antoine Griezmann y Marcos Llorente. Sin embargo, independientemente de si esas personas tengan razón o no, dicha tesis ignoraría el hecho de que Koeman y Simeone “venden”. Muchísimo. Televisoras, estaciones de radio, auspiciadores, revistas, periódicos, hinchas, jugadores-agentes, futbolistas rivales. Los anteriores, y muchos más integrantes de la población del fútbol global, se sienten irremediablemente atraídos por súper íconos como estos.
A favor de Koeman, tenemos que casi 30 años después, el ahora DT no se ve tan distinto. Es identificable. Icónico. Especial. El brillo mágico que dice ‘soy la élite, lo he demostrado reiteradamente’ y que ha sabido trasladar al complejo de entrenamientos Tito Vilanova del FC Barcelona, utilizándolo para imponer su voluntad en esta plantilla que solía dar tumbos, y que es capaz de ayudar a la junta directiva barcelonista a vender este club, tan necesitado de dinero, a toda clase de clientes.
Mismo caso de Simeone. Reiteramos, “El Cholo” parece casi una copia a papel carbón del hombre que se paseó por los campos de batalla de la Liga en el mediocampo cuando, bajo las órdenes de Raddy Antic, el Atleti ganó el doblete de Copa y Liga en 1996.
Y seas o no seguidor dedicado del fútbol mundial, esa cara traviesa y nudosa que parece decir: “¿A quién miras TÚ?” sigue evocando el fútbol de la Serie A, La Liga de España y la selección de Argentina en la década de 1990.
El hecho de que Simeone ya ha “hecho un Koeman” al regresar al club de sus amores, donde es adorado, para llevarlos a ganar trofeos europeos APARTE DE su primer título de liga desde que fuera ancla de su mediocampo en 1996, es un elixir mágico. Es una historia positiva y que ayuda a consagrar su grandeza. Y aunque muchos de aquellos que lo llaman por su apodo del “Cholo” no tienen idea de qué es o por qué existe, es una marca mundialmente conocida. Las empresas invierten millones de dólares para intentar establecer una identidad así de fuerte.
Allí no terminan los argumentos a favor de la defensa. Cada uno de ellos puede mencionar sus obras alcanzadas esta temporada y utilizar una palabrota para responder a la idea de que se encuentran luchando por el derecho a conservar sus respectivos puestos de trabajo.
Al inicio de la presente campaña, Koeman se asemejaba un poco al dueño de una casa que ha regresado de unas largas vacaciones para encontrarse que alguien ha ingresado en su hogar, vivió allí por un tiempo y dejó un desorden vergonzoso. Eso fue precisamente lo que encontró el ex capitán del club cuando asumió las riendas del Barcelona.
En un tiempo relativamente breve, Koeman ha restaurado el orden. Durante largas etapas de la presente campaña, el holandés ha unificado a los mandos veteranos del plantel, los hombres que han visto y hecho todo, con los chicos emergentes y ocasionalmente, logrando que el “todo” vuelva a mostrar un bello espectáculo visual.
Koeman ha llevado al Barça a disputar dos finales, con un 50% de triunfos, los ha llevado a alzar su primer trofeo desde mayo de 2019, logró devolver una especie de semblante feliz al rostro de Messi, y capeó el temporal a pesar de que el presidente que le fichó (Josep María Bartomeu) abandonó la nave de la forma más indigna y vergonzosa imaginable. La confianza en Pedri, el ascenso de Ilaix Moriba, conseguir que Ousmane Dembélé finalmente muestre un nivel confiable, un sistema de juego que rápidamente ha logrado que el volante Sergio Busquets no solo vuelva a ser crucial, sino que se sienta contento, sea relevante, un punto de apoyo… Koeman no ha fracasado. No.
Ahora es el turno de Simeone. Recientemente argumenté, y por ende no voy a repetirlo extensamente, lo crucial que su presencia ha sido para el Atleti desde su llegada, específicamente en el aspecto financiero. No ganar La Liga o la Champions parece ser menos importante para el club, en comparación con los cientos y cientos de millones que ha generado para el Atleti al llegar a las etapas de “cerca, pero no” una y otra vez en competiciones europeas.
Actualmente, los colchoneros serán favoritos por el título en algunos sitios. Lograron detener el triste ciclo, en febrero y marzo, durante el cual solo sumaron 16 unidades de 33 posibles. Un hecho crucial para que el Atleti se ubique orgulloso en la punta de la tabla de Liga ha sido que Simeone logró persuadir al artillero Luis Suárez, de 34 años, que éste era el sitio correcto para aterrizar y cobrar venganza contra el Barcelona. 19 goles y dos asistencias después, decimos “Felicitacione, Cholo”.
También fue Simeone quien reinventó a Llorente, convirtiéndole en un segundo artillero con libertad de movimientos y capacidad de llegada al borde del área rival, lo que le ha llevado a sumar 12 tantos y 10 asistencias. La paciencia del argentino ha revitalizado al delantero Thomas Lemar, valorado en €70 millones. Y ocasionalmente, su utilización de la formación táctica 3-5-2, algo casi impensable durante los años anteriores de su mandato, han hecho que el Atleti parezca dominar la Liga. Su equipo comanda la tabla al momento de redactar la presente nota. ¿Quién no habría apostado por ello a principios de temporada?
Sin embargo, existen circunstancias que perjudican a ambos hombres. Algunas me hacen pensar, con toda seguridad, que Koeman dejará el Barcelona a menos que gane el título de liga. Y que motivarán a cualquiera que haya seguido a Simeone de cerca a admitir que él (aunque sea temporalmente) ha mostrado signos de fuerte desgaste, sobre todo en lo táctico.
Primero está el holandés. Es una capa base. Sus ideas, su personalidad, se han compaginado al punto de permitir implementar un proceso de reconstrucción. A pesar de ello, durante toda la temporada ha fallado en sus intentos de parecer un hombre cuyos hábitos de entrenamiento y lectura del partido le convierten en idea atractiva para un futuro mejor y diferente.
¿Confiarían ustedes en el hombre que cava los cimientos, pone el cemento y ladrillos (y suelta malas palabras como un marinero mientras lo hace), para encargarle de la escultura de jardines, el diseño de interiores y preparar la lista de invitados para su primera fiesta en alta sociedad, una vez se haya terminado la construcción?
Por ejemplo. Koeman cayó en ambos Clásicos, por amplia diferencia. No solo fueron dos victorias del Madrid. Zinedine Zidane dio un tremendo repaso a su rival holandés, y lo hizo con toda contundencia.
Asimismo, Koeman muestra una tendencia en su estilo táctico, que me temo parece ser anacrónica. Johan Cruyff, entrenador de Koeman en la era del ‘Dream Team’ del Barcelona, solía decir a su plantilla a principios de los ’90 que le dejaran de molestar con peticiones para entrenar a su defensiva para que jugara mejor. Especialmente en situaciones a balón parado. Cruyff fue famoso por su respuesta: “Ustedes son los defensores… Resuélvanlo USTEDES”.
El fútbol moderno no tolera esa idea. Actualmente, existen tantos futbolistas con mejores condiciones físicas, más veloces y mejor informados, que la defensa improvisada como filosofía central es un concepto literalmente obsoleto. La época de Cruyff no contaba con datos interminables y genialmente editados que ayudan a detectar y aprovechar debilidades del contrario, particularmente a pelota quieta. La era Koeman sí los tiene. Persiste el hecho de que, después de cada derrota sísmica, bien sea contra el Cádiz de visitante, las palizas propinadas a domicilio por Juventus y Paris Saint-Germain, o caer ante el Granada el otro día, Koeman puede expresar con toda claridad dónde cree que se equivocaron sus zagueros.
Entonces, ¿por qué no les enseña a evitar esos errores? Porque en gran medida, Koeman está cediendo a su unidad defensiva la tarea de pensar cómo quieren jugar, cómo practicar sus ideas, quiénes deben afinar su juego, y ha ordenado a sus jugadores a evitar conceder cualquier gol a balón parado, indicándoles que deben evitar conceder… jugadas a balón parado.
En cuanto al juego posicional y de posesión, el Barcelona de Koeman juega mejor que antes de su llegada. Defensivamente, todo se deja a la suerte, y con mucha frecuencia tienen mala fortuna. Sólo debemos pensar en cuántas ocasiones el Barça concede jugadas a balón parado, o los contraataques bien ejecutados que les dejan mirando al cielo. Se los diré: lo suficientemente a menudo como para haber asegurado ya el título de liga.
Tengo la fuerte impresión de que Messi respeta a Koeman y sabe que él se ha beneficiado de la presencia del holandés; sin embargo, tiene serias dudas de que ganarán la Champions en breve si Koeman permanece al mando del equipo. Si Messi le transmite dicha sensación al nuevo presidente Joan Laporta, entonces cuídate Koeman. Laporta ha tenido una pequeña cantidad de oportunidades para confirmar en 100% la presencia del técnico neerlandés para la próxima temporada y ha evitado hacerlo hasta ahora.
Por ende, creo, se produjeron las actitudes cada vez más frenéticas e irascibles de Koeman a pie de cancha, que le llevaron a sufrir una expulsión en el encuentro contra el Granada. El holandés lo sabe: se trata de ganar o morir.
¿Y qué hay de Simeone? Desde inicios del presente año, el Atleti ha tenido un puñado de actuaciones absolutamente humillantes. Piensen en los dos partidos contra el Chelsea en Europa, en la derrota y el empate contra Levante, perder de visitante contra el Sevilla o en San Mamés y, con toda sinceridad, la ridícula táctica de “vamos a replegarnos y defender nuestras vidas” mostrada tras tomar ventaja contra el Elche, penúltimo de la tabla, en el minuto 23 de su encuentro del sábado. Estuvieron a punto de perderlo: cediendo toda la iniciativa, sacando de la cancha a todos los atacantes, concediendo un penal a última hora fallado por Fidel Chaves. Y lo peor es que ya lo hemos visto todo antes. En repetidas ocasiones.
Simeone ha sido sumamente lento en su utilización de Geoffrey Kondogbia, y Felipe se mostró feliz de que citaran sus declaraciones con respecto a que su entrenador fuera poco comunicativo y lento para ayudar al defensor a entender el nuevo sistema táctico de su club. Asimismo, el argentino está completamente maniatado, presa de su dogma de “no perdamos” en vez de decir “jugamos para ganar, ¡dejen que los rivales se preocupen por NOSOTROS!” Joao Felix, el fichaje récord por €126 millones, se muestra muy joven, preocupado por el hecho de si podrá ser titular en tres o cuatro partidos consecutivos y, con toda honestidad, no muestra un nivel siquiera cercano al que se espera de él.
Entonces, las preguntas taquilleras son las siguientes: ¿Qué sucederá este sábado con el Atleti y el Barcelona? ¿Qué les ocurrirá de aquí al final de la brillante lucha por el título? ¿Alguno de ellos podrá arrebatarle el campeonato al Real Madrid? Sin embargo, todas son incógnitas a corto plazo; no hablamos del mediano plazo ni del plan de desarrollo. No es la forma de alentar a los jugadores de jerarquía a que permanezcan en sus actuales clubes y de lograr que figuras de mayor calibre se sientan dispuestos a llegar.
Tanto Koeman como Simeone han demostrado cosas certeras e importantes durante la presente temporada. Pero ambos se han visto envueltos en dudas, preguntas sin respuestas y han mostrado debilidades específicamente importantes, que nos hacen preguntar, no si son capaces de llegar primeros a la meta en esta temporada loca y llena de giros. Más bien, planteamos: ¿cuentan con la visión, habilidades, hambre y excelencia estratégica para hacer que sus clubes sean candidato constantes para ganar La Liga española y la Champions contra los clubes más importantes de España y Europa durante los próximos años?
El jurado, en ambos casos, tiene muchas evidencias para analizar. Pero los veredictos aún no están claros.