FRANCIA campeón del mundo
Veinte años después de lograrlo en su templo de Saint Denis, Francia impuso ante Croacia la ley del más fuerte para convertirse por segunda vez en su historia en campeona del mundo, esta vez en Moscú
Francia volvió a escribir una gran historia. Esta vez, no en su propia tierra, sino muy lejos de ella. Sin el gran cartel de favorito, pero con un gran equipo, Didier Deschamps llevó a su equipo por un camino que ya conocía como jugador y ahora lo hizo como técnico. Alcanzó la gloria en Rusia y lo hizo de gran manera: 4-2 sobre la sorprendente selección de Croacia.
Los dos equipos llegaron al impresionante estadio Luzhniki para alcanzar el mismo sueño. Después de haber hecho el mejor torneo de su corta historia como país, los croatas no se habían conformado con lo hecho. Querían hacer más grande su milagro. Tal vez Francia no entusiasmó tanto, con su futbol cauto, pero efectivo. De todas maneras, su anhelo era igual de grande, por la calidad individual de sus jugadores y por el efectivo juego de conjunto que implementó su técnico Didier Deschamps, el tercero en la historia que logra ser campeón como jugador (1998) y ahora como técnico (2018).
Los estilos estaban perfectamente claros. Francia no iba a cambiar lo que le había funcionado. Seguridad atrás, firme y cómodo en su terreno, mientras el rival empezaba a mostrar sus armas ofensivas, con Modric, Perisic, Rebic y Mandzukic. Fue un primer tiempo extraordinario, con opciones para ambos equipos, aunque con evidente dominio croata en los primeros minutos. Sin embargo, la efectividad francesa había sido notoria en toda la competencia y en la primera jugada a balón parado que tuvieron, abrieron el marcador.
Iban 18 minutos y en un centro de Griezmann, Manduzukic desvió el balón a su propia meta. Comenzaban mal las cosas para los croatas, que no por esta desventaja iban a entregar un partido tan importante. Su idea ofensiva no cambió y Perisic hizo un golazo a los 28 minutos para que Croacia se metiera de nuevo al partido.
Faltaba más. Los franceses protestaron una mano en el área. Pitana no parecía estar muy convencido, así que se tomó su tiempo para recibir mensajes del VAR y optó por checar la jugada. Penalti a favor de Francia. Sí hubo mano y Griezmann no perdonó: 2-1. La lluvia hizo su aparición en el partido y así se fueron los equipos al descanso, después de haber ofrecido una primera parte, digna de una gran final.
Para el segundo tiempo, Croacia fue con mayor decisión al ataque. Impulsada más por el ánimo y la vergüenza, que por la inteligencia que requiere un partido tan importante. Los latigazos franceses comenzaron a generar serios problemas y Pogba se apuntó también un golazo para enfriar los ánimos croatas aquí, en la cancha y en la tribuna del Luzhniki. El 3-1 ya lucía muy pesado al minuto 59.
Pero faltaba más. Francia tiene un estilo de juego que le permite ser muy sólido en la defensa y también generar opciones al ataque, porque aprovechan la velocidad de un jugador como Mbappe, quien se apuntó el cuarto. El 4-1 lucía letal. Curiosamente, Giroud se fue sin goles de esta Copa, no así Griezmann, nombrado el jugador del partido. La única manera de hacerle otro gol a Francia era que su sector defensivo se equivocara y ese error lo cometió el guardameta Lloris, cuando su equipo había hecho un juego casi perfecto. Sin embargo, ese tanto de Mandzukic llegó al minuto 79 y había que ir por dos goles más para obligar al alargue. El tiempo ya era otro enemigo croata.
Ni el tiempo agregado le servía a Croacia. La final estaba perdida, no así la dignidad de un equipo que fue la gran sorpresa de Rusia 2018. El presidente de Francia ya festejaba en su palco a lado del presidente de la FIFA. Pitana tenía la señal de anuncio en su silbato. No hubo tiempo para más. ¡Francia, campeón! ¡Un campeón, a lo grande!