Cruz Azul es el primer finalista
El sueño cementero está más vivo que nunca. Cruz Azul apeló a la épica, a su fortaleza en casa y a dar una vuelta al marcador para alejar un poco más a esos fantasmas que tanto los han perseguido desde 1997. Contra Rayados rompieron un maleficio como fue derrotarlos por fin en Liguilla y llegar con ello a una nueva oportunidad para levantar un título de Liga. Un gol bastó para eso.
Milton Caraglio pasó de villano a héroe en cuestión de minutos. El argentino vivió el contraste de emociones en el encuentro. Primero por errar un penalti en el primer tiempo que ahogó el grito de gol en miles de aficionados cementeros y luego porque fue el más astuto de la clase para aprovechar un mal rechace de Barovero y empujar el balón a las redes para el glorioso gol de La Máquina.
Caraglio fue la gran sorpresa de Caixinha en la alineación de la vuelta frente a Rayados. Mucho de ello se debió a la capacidad de remate que tiene desde cualquier distancia que, por ejemplo, no posee Martín Cauteruccio. Esa razón causó el penalti sobre Roberto Alvarado, de hecho.
El delantero argentino disparó desde fuera del área y causó un mal rechace de Barovero que terminó en penalti de Nicolás Sánchez sobre Roberto Alvarado. El ‘9’ celeste tomó el balón y en lugar de sacar provecho de su fuerza, prefirió la colocación y su decisión le pasó factura al fallar desde los once pasos. El mejor gesto que recibió a cambio fue que sus propios compañeros le dieron unas cuantas palmadas para levantarlo anímicamente.
Para el segundo tiempo, por obra del destino, Caraglio tuvo su revancha y por una jugada similar a la que él generó en los primeros 45 minutos, solo que ahora fue un disparo a la distancia de Adrián Aldrete en el que Barovero volvió a fallar y fue el atacante quien aprovechó para empujar a las redes. El problema de inicio para los celestes fue que la anotación fue inicialmente anulada por un supuesto fuera de lugar, que instantes después se descartó gracias al video arbitraje. Bendita tecnología, pensó el Cruz Azul.
La Máquina tenía la labor hecha, pero para completar la misión quedaba lo más importante: cuidar la ventaja. Es algo que históricamente le ha pesado al equipo, pero que para esta ocasión dieron una muestra más que han aprendido de sus lecciones.
Rayados, de pronto, recordó que en el fútbol no solo hay que defender, sino también atacar y el gol recibido los obligó a ello. No tuvieron la iniciativa en la primera hora de juego y lo buscaron ya con la desventaja, pero no tomaron en cuenta que Cruz Azul era la mejor defensiva y que en su cancha, no recibieron un solo tanto en los últimos 30 minutos de juego.
Por más que intentaron con el típico más corazón que fútbol, los regios estaban contras las cuerdas y nunca supieron salir de esa situación. Al final fue el costo de un planteamiento mezquino que apostó más por defender su único gol de la ida en lugar de buscar uno de visita que complicara a los celestes, que se defendieron con todos sus atributos y cada uno de sus hombres para alcanzar su primera Final en cinco años. El sueño del campeonato sigue vivo.